La vieja ladrona de vidas
con su mirada incandescente,
ahí estaba.
La vieja con su saco de mentiras
vagamente sonriente,
ahí estaba.
La vieja del bosque de caminantes perdidos
con su gesto arrogante,
ahí estaba.
La vieja coleccionista de serpientes
con su bastón retorcido,
ahí estaba.
La vieja ladrona de la memoria
con su libro sin hojas escritas,
ahí estaba.
La vieja sembradora de discordia
con gesto triunfante,
ahí estaba.
La había visto en sueños,
bosques, desiertos y buhardillas.
Ahora, a la luz clara del alba,
ahí la tengo,
sentada en mi cama,
riéndose con siniestras carcajadas.
!Existe en la realidad!
Me doy por vencida.