martes, 28 de septiembre de 2010

ANIVERSARIO



(La pena es violeta)


Te fuiste sin un adiós,
te fuiste
con el corazón vacío
por las palabras no oídas,
por las palabras no pronunciadas,
por las lágrimas no vertidas.
Al cerrar los ojos
no te acompañó
ni una sola imagen,
ni una caricia,
ni un susurro de amor,
ni una mano querida.
Te fuiste envolviéndote
la húmeda niebla,
y te sumiste en ese olvido
cubierto de tierra,
única compañera,
única amiga
de los muertos,
más muertos,
que todos los muertos,
esos muertos solos,
solos como tú.
Espero que la tierra
te abrace
y te sea amiga,
y que allá en el otro lado
por lo menos
un ángel haya ido
a esperarte ,
un ángel amigo
de los seres solitarios
de esos solos tan solos
a los que no despide nadie.
Quizá ahora donde estás
puedas sentir esas palabras
por ti y por mi nunca
ni dichas ni oídas
y también el beso leve,
húmedo de lágrimas
posado en una frente ya fría,
cuando ya no podías apreciarlo,
de una hija siempre lejana,
que hoy se hunde en la propia pena.
Pena tardía la mía,
pena por tu solitaria vida,
pena por esa lugar
que no ocupaste en mi vida
pena por nuestra incapacidad
de comunicarnos nuestra pena.

RECORDANDO A MI PADRE

jueves, 9 de septiembre de 2010

EL RAMILLETE DE LAS OCASIONES VIVIDAS O PERDIDAS



(VIOLETA)


Amiga querida,
cuando me diste tu ramillete
de los “aquí y ahora”
puse las flores en agua
junto a mi cama.
Y las flores invadieron,
una a una y todas a la vez
el mundo de mis sueños,
ese mundo raro y movedizo
lleno de escaleras caracol
habitaciones vacías
salones dorados
lóbregas buhardillas,
donde mezclados se petrifican
jardines y mares
arboles y lagos
vergeles y desiertos
nubes y truenos
cartas y fotos
cuadernos y libros
zapatos y sombreros.
Si, querida amiga,
las flores húmedas o secas
una por una y todas a la vez
son como llaves
que en mi sueño
abrían puertas
donde a veces era noche
y a veces día,
luces y sombras
verdades y mentiras
que la pesadilla transforma
en fantasmas de la memoria.
Y así me doy cuenta,
ora entrando en una estancia
con paredes de roca,
ora en otra de rojos cortinajes,
de atravesar estrechos corredores
y llegar a bosques sombríos
donde las pequeñas luciérnagas
son mis “aquí y ahora”
que se han ido sucediendo
entre playas inexistentes
en la pared pintadas
o esos bosques pavorosos
o desiertos vacíos
donde aúllan los chacales.
!Oh duda permanente!
Buhardilla polvorienta
entre cartas y fotos,
huellas de amores antiguos
de besos perdidos
de decisiones no tomadas.
Pero donde también
brillan las imágenes
del niño que lleva estrellas
en el bolsillo
o la niña que habla con mariposas
y la sostiene en su dedo.
O ese sótano negro
donde languidece todo aquello
que fue negado con obstinación,
!Oh cementerio donde no hubo perdón!
ni piedad ni misericordia
donde se pudre de mi lo peor,
los “aquí y ahora” muertos
y que no fueron
porque mis ojos ciegos
no los quisieron ver.
Y luego subir y subir
para tocar el techo del mundo
los dedos apenas rozando
el firmamento lejano,
esa eternidad parada ahí
de los “aquí y ahora” inalcanzables
perdidos en el infinito.
Tu ramillete, querida amiga,
ya flores secas al alba,
me ha mostrado
esos momentos de exaltación
de vida vivida
o esos momentos no vividos,
de la vida negada.
Así como la flor al alba
es flor ya marchita,
cuando anochece ,
la vida que ha pasado
ya no volverá.

A mi amiga Gini Miguez Lima
que me brindó el ramillete.
RELOJES. SALVADOR DALÍ.