(LA LUZ DE LA CATEDRAL ES IRIDISCENTE)
Vidrio multicolor
donde la luz juega
en la penumbra quieta
de partículas doradas,
bailando en el aire
y en el susurro suave
de una oración antigua.
La mirada se encanta
dentro a la mágica caja,
que según la hora,
azul, rojo, verde,
sus matices cambia.
El tiempo queda inmóvil,
reloj de horas oxidadas,
azul, verde, rojo,
siempre igual y diferente,
humanidad silenciosa,
eternidad parada.
Fotografía: Vidriera de la Catedral de León.
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