viernes, 12 de junio de 2009

AZUL ESTÁ LA TARDE


(El dedo de Dios es azul)


Resplandece ésta tarde

con el azul encendido

de la primavera,

plena está de gritos infantiles,

y gorjear de pájaros.

Son azules las risas de los niños,

azul tu imagen en mi memoria,

azul el griterío de los vencejos

en su vuelo a ras de la hierba,

azul el zumbido de los insectos,

azul el reír de las flores,

azul su mezcla de olores,

azul el infinito horizonte,

pintado por el dedo azul de Dios

que no ha olvidado ni tan siquiera

de pintar de azul

el contorno de esa nubecilla

lejana ni la bruma azul

de aquella montaña.

Azul es mi vuelo alto,

azul mi alma

cuando contempla

esa maravilla azul de un cielo

que estalla de color.

Resplandece de azul la tarde

también cuando languidece,

y se llena de las sombras

azules agrisadas y alargadas

de los cipreses,

y asoma el primer lucero

en el azul intenso del firmamento

cuando los pájaros ya duermen

los vencejos ya no gritan

y los niños ya han vuelto a casa

porque llega la noche azul,

más azul que nunca,

con su manto estrellado.

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