(LA SANGRE TRANSPARENTE ES BLANCO)
Y va cayendo.
Va cayendo la nieve.
El cielo es una mancha gris
sobre las casas de la ciudad.
Caen como pedazos de nube rota,
caen y van cayendo
como papeles de carnaval
cada vez con más intensidad,
como lanzados por invisible mano.
La calle gris se va vistiendo de blanco
y en su nueva, impoluta, apariencia
parece otra calle,
parece otra ciudad,
y yo parezco otra yo.
Por eso la nieve y yo reímos,
ya que de blanco me ha vestido
y de blanco luce la calle solitaria,
la ciudad no es más gris.
Así mi sangre hecha transparente
corre por venas de cristal
mientras la farola
rompe la neblina pastosa
riendo también por su nueva luz
que ha dejado de ser pálida
para resplandecer
con renovado candor.
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