(EL DOLOR ES NEGRO COMO LAS TINIEBLAS)
Cual lámina de plata,
delante del ventanal
se extiende, tranquila,
la superficie del mar .
Nunca imaginé
que tal plácida belleza
fuera testigo
de tan grande dolor.
El estilete afilado
ha penetrado
hasta la empuñadura
con rabia y saña.
Nunca imaginé
que ante esa luminaria
suspendida del cielo
entre el plateado del agua
y el blanco de la espuma,
una mano querida
aferrara ese lama
y que la hundiera
hasta el final.
Quizá no lo sepáis
pero las palabras
te pueden matar.
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