miércoles, 18 de noviembre de 2009

EN EL VIEJO CAFÉ




(LA NOSTALGIA ES NACARADA)



No puedes imaginar,
amigo,
como aquella tarde
-humo, café y brioches-
yo estuviera melancólica,
y como aún
escuchándote
mi atención
volara a otra parte.
Misterios del corazón humano.


Y como la ciudad
en su ir y venir de gente
me pareciera vacía
y las personas tristes,
o quizá no fuera así,
quién sabe,
podían ser solo ideas mías.


Me hubiera apetecido caminar
-no sé donde-
o quizá volver dulcemente
al útero materno
y desde allí
sentir tus palabras
-sin café, humo ni brioches-
solo tus palabras.

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